domingo, 14 de agosto de 2011

La lista negra de los viajes a CUBA: Miles tienen prohibido entrar a la isla.

Tengo muchos conocidos que están en esta triste situación.

http://www.elnuevoherald.com/2011/08/11/1003561/miles-en-la-lista-negra-de-los.html

Para "conexiones lentas"



Melissa González, una adolescente de Tampa, quería visitar a su abuelo enfermo en Cuba. Pero su agencia de viajes le dijo que el gobierno cubano había rechazado su solicitud de permiso de viaje, sin dar más explicaciones.
Sin duda, dijo su padre, Jorge Luis González Tanquero, su permiso fue rechazado porque él es un ex preso político que pasó siete años y medio en la cárcel y ha seguido criticando duramente al gobierno cubano desde su llegada al sur de la Florida en febrero pasado.
Sea cual sea la razón, Melissa pertenece ahora al poco conocido grupo de cubanos que vive en el extranjero y a quienes La Habana les prohíbe visitar la isla -se estima que son entre 77,000 y 300,000- por razones que van desde su salida ilegal de Cuba hasta el activismo político.
El gobernante cubano Raúl Castro arrojó una luz indirecta sobre el tema la semana pasada, cuando declaró que su gobierno estaba trabajando en la “reformulación” de las regulaciones de migración que han estado en vigor durante largo tiempo “innecesariamente”.
“Damos este paso como una contribución al incremento de los vínculos de la nación con la comunidad de emigrantes”, agregó Castro, señalando que en años recientes los cubanos han estado abandonando la isla más por razones económicas que políticas.
Castro no dio mas detalles, pero sus declaraciones fueron interpretadas como insinuaciones de que se permitirá a mas cubanos, tanto en el extranjero como en la isla, más libertad para que atraviesen las fronteras, y que incluso se podría permitir a los expatriados que inviertan en negocios o compren propiedades en la isla.
Funcionarios de La Habana han dicho además que esperan un aumento sustancial de viajeros procedentes de Estados Unidos, tal vez de 300,000 en el 2010 a unos 350,000 este año, como resultado de la decisión del presidente Barack Obama de permitir a más cubanoamericanos y estadounidenses en general que visiten la isla.
“La impresión que yo tengo es que el flujo (de viajeros cubanos entrando y saliendo del país) va a ser tan regular y normal como en cualquier otra parte de América Latina”, dijo Max Lesnick, comentarista radial de Miami, nacido en Cuba y quien está a favor de aumentar los viajes a la isla.
Muchos de los que tienen prohibido regresar a La Habana son cubanos que salieron ilegalmente a bordo de frágiles balsas, como los 35,000 que se lanzaron al mar durante la llamada “Crisis de los balseros” de 1994.
Según un pacto de inmigración de 1995 entre Estados Unidos y Cuba diseñado para disuadir a los cubanos de lanzarse a peligrosas fugas por mar, Washington adoptó la política de “pies secos-pies mojados”, bajo la cual los que sean interceptados en altamar son devueltos a la isla mientras los que llegan a suelo estadounidense pueden quedarse.
Funcionarios de Estados Unidos que conocen del tema afirman que Cuba, por su cuenta y no como parte del acuerdo de 1995, decidió imponer su propio freno a los peligrosos viajes prohibiendo el regreso de los que salieron ilegalmente de la isla.
Eso incluye tanto a los balseros como a los que La Habana llama “desertores”, aquellos que salieron legalmente en viajes oficiales, tales como equipos de deporte o misiones comerciales, y se quedaron en el extranjero. Eso no incluye a los que salieron legalmente en viajes no oficiales, tales como visitas a la familia.

La cifra de 77,000 es un cálculo producto de la suma de los 35,000 balseros de 1994 más un aproximado de los que salieron de la isla ilegalmente desde 1995 y otros “indeseables”, dijo Pedro González Munné, asesor de viajes de Miami nacido en Cuba.
Casi 14,000 balseros llegaron a las costas de Estados Unidos solamente del 2005 al 2010, según cifras del gobierno de Estados Unidos obtenidas por El Nuevo Herald. Otros miles de personas salieron ilegalmente de Cuba rumbo a México y luego se dirigieron por tierra a la frontera de Estados Unidos.
El cálculo de 300,000 ha sido mencionado por funcionarios del gobierno de Castro, dijo un directivo de la industria de los viajes a Cuba en Miami quien pidió conservar el anonimato debido a la delicadeza política del tema.
Se estima que un millón de cubanos nacidos en la isla viven en el extranjero, la mayoría de ellos en Estados Unidos. España y México sirven de hogar a las comunidades de expatriados cubanos en segundo y tercer lugar con respecto a su tamaño.
Cuba pone en práctica de modo muy estricto la prohibición de los regresos y raras veces permite a balseros que vayan de visita, generalmente sólo para reunirse con familiares enfermos, según varios directivos y empleados de la industria de viajes entrevistados por El Nuevo Herald.
El consulado cubano en Washington, que tiene que preaprobar a todos los viajeros cubanoamericanos, rechaza alrededor de 20 de las 200 solicitudes de permiso de visita que su agencia le envía mensualmente, según una empleada de una agencia.
Los funcionarios de inmigración de Cuba rechazan uno o dos cubanoamericanos más al mes luego de que revisan los informes de viajeros que su compañía les envía antes de la partida, señaló una directiva. El rechazo reza: “No pueden abordar, salida ilegal”, añadió. Otras una o dos personas son devueltas cada mes despues de que llegan a aeropuertos cubanos.
Pero otros cubanos en Miami admiten que algunos balseros -otros dicen que muchos- pueden viajar a la isla al brindar información fraudulenta o engañosa en sus solicitudes al consulado cubano en Washington.
Un hombre que se identificó como Andrés dijo a El Nuevo Herald que él salió de Cuba en una balsa en el 2005 y regresó el año pasado luego de “no mencionar nunca la palabra balsa”. Yolanda dijo que ella salió durante la crisis de los balseros en 1994 y ha regresado cinco veces. “Nadie me preguntó cómo salí”, dijo. Ambos pidieron que no se usaran sus apellidos para poder seguir viajando a Cuba.
En cambio, Melissa González tenía 14 años cuando trató de comprar su pasaje a La Habana en junio para visitar a su abuelo de 63 años, Luis González, enfermo y desolado luego de que la madre de Melissa quedara incapacitada por un derrame cerebral en enero. Ella murió más tarde.
Tres semanas después, un empleado de la agencia de viajes a Cuba donde ella había tratado de comprar el pasaje de avión le dijo que el consulado cubano en Washington había rechazado su solicitud y preguntó si ella tenía alguna idea del por qué.
“Me torturaron a mí y ahora la están torturando a ella”, dijo su padre, uno de los 75 disidentes sentenciados a largas condenas de cárcel durante la ola represeniva del 2003. González fue puesto en libertad y enviado a España a principios de este año, y enseguida le concedieron una visa a Estados Unidos tras la enfermedad de su esposa.


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